Imagina que estás mirando al cielo, y, de repente, frente a tus ojos
se iluminan unos majestuosos destellos verdes y rojizos que se abren paso en
medio de la oscuridad de la noche… En ese caso serías afortunado porque estarías
observando una Aurora.
La Aurora puede ser uno de los espectáculos más bonitos que el ser
humano haya observado nunca. La Aurora Boreal (si se observa en el polo Norte)
o la Aurora Austral (si es en el polo Sur), se produce por la interacción de partículas
provenientes del Sol (partículas también conocidas como Viento solar)
con los átomos de oxígeno y nitrógeno de nuestra atmósfera.
Preciosa imagen de una Aurora Boreal fotografiada en el Polo Norte.
Aurora Austral en victoria, Australia.
La razón de que la mayoría de las Auroras se produzcan en los polos es porque la Magnetosfera terrestre nos protege de estas partículas desviándolas e impidiendo que lleguen hasta nosotros. Las partículas, al ser iones positivos, son “guiadas” por las líneas del campo electromagnético hacia las zonas donde convergen, o sea, los polos y una vez allí chocan con los átomos de oxígeno y nitrógeno de la Ionosfera (capa de la atmósfera situada a unos 100 Km de la superficie terrestre).
Esquema de la tierra y la magnetosfera protegiéndonos del viento solar
¿Cómo estos choques pueden ser causantes de las Auroras? Es
relativamente sencillo. En la colisión, los átomos ganan energía y su
estructura se ve modificada; un electrón se excita, o sea, cambia de su órbita original
a una órbita mayor y para regresar a su estado energético fundamental
expulsa un fotón. Miles y millones de estos fotones son los artífices de la
magnífica Aurora, que podeis ver en el siguiente video donde se muestra el fenómeno de la Aurora desde el espacio. Poder ver la tierra así, desde la Estación Espacial Internacional, es más que un privilegio que quiero compartir con mis amigos de 100xciencia.blogspot.com